Y así como si nada pasa otro año al cajón de los recuerdos, nos deja algunos sucesos históricos, algunos logros personales y a todos nos hace un año más viejos.
Ahora, otra vez, a comenzar a listar montones de nuevos propósitos de año nuevo para romperlos tan pronto como se pueda. «Ya no voy a fumar», «ora sí voy a hacer ejercicio», «sacaré puros dieces en la escuela»…
Que bonito es comenzar un año nuevo, porque aunque sea la misma vida, tenemos una sensación de nuevo comienzo, de otra oportunidad de hacer lo que no hicimos el año que se fue.
Tenemos otros 365 días completitos, para hacer lo que más nos gusta, o para desperdiciarlos de cualquier modo.
El año 2009 no fue malo, pero tampoco fue bueno, fue solo un año, una medida de tiempo que tanto nos gusta creer que podemos planear, los que somos buenos o malos somos nosotros mismos.
Y desde aquí, desde mi teclado, con gusto les doy las gracias a ustedes, que día o año que sea, sé que ustedes están del otro lado, leyendo estas letras.
Gracias queridísimos y distinguidos lectores, y gracias también a los que pasan y hacen acto de presencia dejando unas cuantas palabras.
Espero verlos en el 2010 también, yo aquí voy a andar.